16.9.10

Presentación del curso 2010-2011


TALLER UAH – curso 2010-2011

Juego y trabajo

La presentación del curso 10.11 será el lunes 20 de septiembre a las 11:00

El juego evoca una actividad sin apremios, pero también sin consecuencias para la vida real. Se opone al trabajo como el tiempo perdido al bien empleado. En efecto, el juego no produce nada: ni bienes ni obras.

Algo parecido ocurre durante el proceso de aprendizaje, en el que no se cesa de intentar construir la ficción de un intercambio entre el que aprende y el que enseña, llegando a incorporar incluso la ficción bancaria: saber hacer equivale a crédito, de modo paralelo a como, en la tradición del pensamiento sobre los juegos, éstos son miniaturizaciones o ficciones de la realidad, como si no formaran parte de esa realidad por ellos mismos.

Esta manera de considerar el juego como opuesto a un contrario “real”, el trabajo, supone ubicar el juego al margen de la existencia. Hacerlo implica dos cosas de enorme importancia para la arquitectura: la primera es que el juego necesita un espacio específico donde pueda llevarse a cabo, la segunda es que su temporalidad también se suspende con respecto a todo lo que no es juego. Por tanto en el juego se produce inevitablemente una condición espacio-temporal de isla regida por una serie de reglas muy determinadas.

Sin embargo, podría argumentarse que, cada vez más, con la ya prácticamente culminada transición desde un régimen industrial, termodinámico y material a otro postindustrial, cibernético o en red, e inmaterial, no resulta tan sencillo separar el juego del no-juego, es decir del trabajo, y esto tanto desde el punto de vista espacial como temporal.

Si el juego no produce ni bienes ni obras, es decir nada, cabe preguntarse si su supuesto contrario el trabajo, en un modelo de pensamiento típicamente occidental, el dialéctico, produce algo diferente. La promesa de liberación del yugo laboral anunciada por el homo ludens de New Babylon, donde sus habitantes deambulaban eternamente por unos espacios donde no existía ni producción ni consumo, se ha encarnado en el motto de “pásatelo bien trabajando en lo que te gusta”, es decir, diluye por completo la frontera entre trabajo y no-trabajo, llegándose a incorporar la lógica del juego dentro de la del trabajo (pero no al contrario) y con ello eliminando la más genuina de las características del juego, su acotación espacio-temporal, la delimitación clara y rotunda de su campo.